En esta novela el lector puede conocer a fondo al Comisario Salvo Montalbano, el melancólico investigador siciliano, a través de diversas tramas. Un robo absurdo en un supermercado, el encarcelamiento un tanto estrambótico de un capo de la mafia, un asesinato cometido durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, a pesar de la firme determinación con que Montalbano afronta la resolución de los casos, su auténtica pasión será descifrar el contenido simbólico que encierran.
Segundo caso del comisario Montalbano, un policía de Sicilia muy temperamental.
Montalbano se enfrenta a tres casos que no tienen relación entre sí, a cada cual más estrambótico: la detención de un capo de la mafia, el robo y posterior devolución de la mercancía de un supermercado y la aparición de dos cadáveres de la II Guerra Mundial. Y los resuelve a su manera, temperamental, intuitiva, emocional.
Volvemos a ver al Montalbano enamorado de la comida italiana, aterrado de las ruedas de prensa, un policía que ve más allá de las pruebas físicas, que sigue su intuición y no las pruebas de ADN. Y algo que le une a nosotros, un lector empedernido.
Este carácter tan peculiar de Salvo, que se hace con el protagonismo del libro robándoselo al caso policial, es lo que nos tiene enamorados a tantos amantes de la novela policíaca.
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