Compatibilizar sus obligaciones de madre con su trabajo, a pesar de las ausencias intermitentes de su marido por exigencias laborales, incluso la turbadora presencia del enigmático Roberto Rial, responsable de la unidad de Homicidios de la central en Madrid, no son ni de lejos la principal preocupación de María. Su verdadero problema tiene nombre y apellido: Amparo García, su suegra.
Dormir varios días al mes con medio lecho vacío, trabajar en una comisaría repleta de tipos insensibles y tener un bebé del que ocuparse, pueden convertir la vida en un infierno. Pero tener que vérselas con una suegra insoportable que incluso podría ser una asesina de ancianas, es algo definitivamente peor.
¿Qué es más difícil: investigar una serie de asesinatos, trabajar y al mismo tiempo cuidar a un hijo de pocos meses tú sola o convivir con una suegra que te odia? María no tiene qué elegir, lo tiene todo. Con su marido fuera durante semanas por culpa del trabajo, un psicópata suelto por la isla de Menorca y su insoportable suegra que se presenta de improviso justo cuando empiezan los asesinatos, la agente de la policía local, María Médem, tiene todas las cartas para sentir que su vida se vuelve del revés, y si a ello se añade la llegada de un antiguo compañero/amante, todo se complica aún más.
La historia está narrada principalmente desde el punto de vista de María, en primera personal, aunque también incluye algunos pasajes describiendo los pensamientos del psicópata o escenas protagonizadas por el marido ausente. Gracias a esta forma de narrarlo, vivimos el torbellino emocional por el que pasa la policía, nos identificamos con sus sentimientos y nos dan ganas de coger a la suegra y echarla de casa sin contemplaciones. Aunque también deja caer alguna miguita por ahí que nos hace plantearnos muchas cosas.
Es un libro ágil, de lectura sencilla, entretenido, con protagonistas algo psicóticos: María, desquiciada por el stress; Roberto, el inspector que dirige la investigación, que si no tiene el síndrome de Asperger, se le acerca; y la suegra, Amparo, que se apodera de la casa y del libro.
Lo tengo pendiente desde hace tiempo y habiéndome leído La mirada de Chapman, creo que tendré que leerlo más pronto que tarde.
ResponderEliminarMe gusta todo lo que nos has contado en la reseña, así que espero en esta Yincana darle salida y compartir impresiones contigo.
Un beso.
Hace mucho tiempo que quiero leer este título, y desde que he leído "Tres minutos de color", del mismo autor, las ganas se han incrementado. Echo de menos una "Casa del libro" en mi ciudad, porque creo que este título estaba no hace mucho en oferta, y no hubiera dudado ni un minuto en hacerme con él. De todas formas, y gracias a tu reseña, se han incrementado las ganas, así que no lo descarto.
ResponderEliminarBesos.
Tengo muchas ganas de leer a este escritor, a ver con cual me inicio, besotes, buena reseña
ResponderEliminarA mí me gustó y me pareció original, distinta y fresca. Tengo varias novelas del mismo autor en casa pendientes, a ver si meto alguna en la Yincana.
ResponderEliminar:)
No lo he leído, pero me parece curioso, sobre todo lo de la suegra :)
ResponderEliminarBesos!
Me acabo de estrenar con este autor con la novela de Tres minutos de color, esta que reseñas no la conocía y tiene una pintaza estupenda, y no voy a dejarla pasar. Besos
ResponderEliminarMe acabo de estrenar con este autor con la novela de Tres minutos de color, esta que reseñas no la conocía y tiene una pintaza estupenda, y no voy a dejarla pasar. Besos
ResponderEliminar¡Ya, en pendientes! He conocido a Pere Cervantes con Tres minutos de color y me ha encantado. Esta reseña ha hecho que me interese más por él. El libro tiene una pinta estupenda ;-)
ResponderEliminarMe llama mucho la atención. Aún no me he estrenado con este autor.
ResponderEliminarDespués de la experiencia de Tres minutos de color, esta la tengo que leer si o si.
ResponderEliminarBesos
Después de la experiencia de Tres minutos de color, esta la tengo que leer si o si.
ResponderEliminarBesos