Natasha O’Brien, célebre chef norteamericana, recibe la invitación para que prepare su mejor postre, la Bombe Richelieu, en una cena de gala en el Palacio de Buckingham. Por otro lado, también se encuentra en Europa su ex marido, Max, un fanático de la comida rápida que anda a la caza de un gran chef para su cadena de tortillerías y para recuperar a su antigua esposa. El tercero en discordia es Achille van Golk, gourmet europeo, cáustico, excéntrico, exageradamente obeso y editor de la revista gastronómica más importante. El problema surge cuando, recién llegada Natasha a Londres, uno de sus amantes, el gran chef Louis Kohner, es hallado en el horno de cocer pan del Hotel Savoy…pero asado.
De repente, la flor y nata de la alta cocina se halla en peligro de muerte, y mientras cunde el pánico entre los grandes chefs a medida que van siendo asesinados según su propia especialidad, nadie se atreve a adivinar quién será la próxima víctima del diabólico asesino en serie. Sólo el detective inspector Carmody, de Scotland Yard, sabrá desenredar la confusa maraña de falsas pistas que el culpable va dejando a su paso.
Clasificada como novela negra, es un querer y no poder. Como novela negra no da mucho de sí; se sabe quién es el asesino prácticamente desde el principio; primero te lo imaginas y luego a mitad del libro te lo confirman. Sólo al final hay una pequeña sorpresa, pero que tampoco venía mucho a cuento. Y el inspector Carmody, ..... brilla por su ausencia en la mayor parte del libro.
Lo único que podría destacar del libro es son los personajes. A cada cual más elitista, narcisista, llegando al ridículo. De esta forma los autores nos ofrecen un libro satírico, con un humor surrealista e irónico, en el que se burlan de la clásica imagen del chef que se cree un dios.
Lo estoy leyendo.., y por lo que llevo, coincido totalmente contigo. Al menos, está entretenido y es cortito!!!
ResponderEliminar