El detective de la policía de Chicago Sam Porter investiga el caso de un hombre atropellado, pues los indicios en la escena del crimen apuntan a que se trata de El Cuarto Mono, un asesino en serie que ha estado aterrorizando la ciudad.
Su modus operandi consistía en enviar tres cajas blancas a los padres de las víctimas que secuestra y mata: una primera con una oreja, una segunda con los dos ojos, y otra con la lengua; y finalmente dejar abandonado el cuerpo sin vida en algún lugar.
El hombre atropellado llevaba una de esas cajas blancas. Se inicia así una frenética carrera contrarreloj para averiguar dónde se encuentra encerrada la próxima víctima.
560 páginas.
Thriller
Nota: 5/5
Muchas personas me habían recomendado este libro. En muchas páginas web y grupos de lectores lo ensalzaban. Y, al fin, con un poco de miedo de llevarme una decepción por tanta expectativa, me animé a leerlo. Y me arrepiento, me arrepiento de no haberlo hecho antes.
El ritmo es vertiginoso, el autor te atrapa desde el comienzo de la lectura y no te suelta hasta llegar al final. Bueno, en realidad, ni siquiera eso, porque acabas con ganas de empezar el segundo libro de la serie, que lamentablemente aún no está en castellano. Seguramente acabe leyéndolo en inglés (no he podido resistirme y ya lo he comprado).
La trama empieza con el atropello de un hombre, que sospechan sea un asesino en serie que trae de cabeza a la policía de Chicago, que ahora debe correr contrarreloj para localizar y salvar a su última víctima. La única pista: un diario encontrado en uno de los bolsillos del muerto.
A partir de aquí, el libro divide la historia en dos hilos temporales distintos. Por un lado, la investigación actual, a un ritmo vertiginoso, y por otro, escenas del diario del asesino, que muestran su origen y motivaciones. Ambos hilos temporales están escritos de tal forma que estás deseando continuar con la historia, deseando saber qué pasa a continuación.
Lo peor del libro..... que se acaba y hay que esperar al próximo.
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