Autor: Stefan Zweig (Joan Parra)
Serie: -
Género: Divulgación
Editorial: Alfabeto Editorial
Páginas: 112
Los aforismos de Stefan Zweig recogen la íntima y particular visión de un declarado antibelicista y, sobre todo, de un escritor enamorado de la literatura.
Zweig no es solo uno de los más brillantes representantes de las letras europeas de principios del siglo xx, sino un hombre profundamente culto que, además de escribir, leyó miles de volúmenes sobre historia, poesía, teatro, relatos y novelas. Sus aforismos reúnen ese intenso amor por los libros y sus autores.
Además, Zweig fue, por su ascendencia judía y su propia historia personal, un exiliado que vivió la persecución, la censura y la diáspora por su oposición al nazismo. Nada mejor que sus aforismos, atemporales, sabios, inspiradores, sobre la paz, la cultura, la incomprensión o la cerrazón de ciertas ideologías de Europa, para explicar y hacernos entender muchas de las grandes contradicciones de nuestros días.
Valoración: ⭐⭐⛅
Cuando vemos el nombre del autor, los admiradores de la prosa de Zweig caemos de cabeza en su lectura. Reconozco que no leí la sinopsis, solo vi su nombre en la portada y me fui a por él. Así que fue un pequeño chasco cuando me encontré con que este libro no está escrito por el autor austríaco; en realidad se trata de un conjunto de frases y pensamientos sacados de los diferentes libros del autor y recopilados por Joan Parra, siguiendo un cierto orden inspirado en la vida de una persona desde la infancia hasta la madurez.
Me ha decepcionado, sin quitar mérito al asunto. Y es que para mí es la narrativa de Zweig lo más sublime que podemos encontrar; su forma de describir y mostrar la realidad de lo que cuenta trasciende cualquier figura literaria; por supuesto, que hay frases, aforismos, que llaman la atención, pero lo que nos gusta de Zweig es el conjunto, la forma que tiene, aparentemente sencilla, de trasladarnos a su historia.
La lectura de estos aforismos queda desdibujada por su falta de contexto en la narrativa, resultando un tanto monótona su lectura, y haciendo, en mi opinión, que lleguen a perder fuerza. Aun así, siempre hay alguno que nos llama la atención. Os dejo una muestra:
La vida no tiene otra ley que la mezcla, y no tolera que nada quede fuera de su ciclo eterno: quien se niega a sumergirse en esa marea cálida muere de sed en la orilla; quien no participa está condenado a vivir eternamente al margen, en trágica soledad.
Muchas veces, el temor a un acontecimiento es más insoportable que el acontecimiento en sí.
Igual que no somos conscientes de aspirar oxígeno con cada bocanada de aire y de que ese alimento invisible revitaliza mágicamente nuestra sangre por obra de la química, tampoco nos damos cuenta de que al leer absorbemos incesantemente materia mental a través de los ojos y así revitalizamos o fatigamos el organismo de nuestra mente. Para nosotros, hijos y nietos de siglos de escritura, la lectura se ha convertido casi en una función orgánica, en un automatismo.
Paradójicamente, al mismo tiempo que nuestro mundo se desplomaba en lo moral hasta retroceder un milenio, he visto a la humanidad encadenar proezas técnicas e intelectuales inimaginables, superando en apenas un batir de alas todo lo logrado en millones de años: la dominación del éter por el aeroplano, la transmisión de la palabra humana en un segundo por todo el globo y, en su estela, la conquista del espacio, la división del átomo, la derrota de las enfermedades más insidiosas, la materialización casi diaria de lo que ayer era imposible. Nunca hasta ahora la humanidad en su conjunto se había comportado de forma tan diabólica y nunca había logrado acercarse tanto a lo divino.
Pues gracias por el aviso, porque es verdad que una ve el nombre de Zweig y se va de cabeza. Me queda mucho del autor por leer, así que éste lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!