Pocos relatos resumen con tanta perfección el mundo aventurero y salvaje de Jack London como Encender una hoguera. Escrito originalmente en 1902 para una revista dirigida al público juvenil, su autor lo pulió y modificó hasta ofrecer su versión definitiva en 1910. Esta historia de un hombre y un perro que avanzan al atardecer por un bosque nevado, a sesenta grados bajo cero, guarda muchos paralelismos con Colmillo Blanco y La llamada de la selva, las dos novelas más populares de London, en las que también hay paisajes invernales, fidelidad del perro hacia el hombre, soledad y muerte. Pero aquí, además, incorpora un matiz inquietante que en ocasiones se acerca al terror. Traducido espléndidamente por Catalina Martínez Muñoz, para ofrecer toda la tensión y el ritmo del original, Raúl Arias transmite con sus ilustraciones la angustia y la soledad de los protagonistas, la ominosa presencia de lo salvaje, el egoísmo humano ante el peligro de muerte y la bondad de un perro que sobresale entre la blancura de este libro invernal, que apetece leer al calor de la lumbre durante los días más fríos del año y al refugio del sol para refrescar los calores veraniegos.
72 páginas
Aventuras
Nota: 4/5
Relato corto escrito por Jack London en la línea de Colmillo Blanco. Ambientado en el gélido invierno de Alaska, narra el viaje de un hombre solitario acompañado sólo de un perro que se enfrente a los peligros de viajar solo por los bosques de Alaska a temperaturas bajo cero.
En pocas páginas el autor es capaz de transmitir la soledad, el desamparo y el miedo del protagonista, que se cree más listo que nadie y termina aprendiendo que nadie es más fuerte que la propia naturaleza.
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