«Diario de un zombi» nos transporta a un mundo desolado, un planeta barrido por una pandemia de proporciones bíblicas, donde el ser humano se ha extinguido casi por completo. Pero lo que diferencia a esta historia de las demás es que los hechos se narran desde una perspectiva muy peculiar; no en vano, su protagonista es un zombi que por causas desconocidas conservó su conciencia y voluntad humanas después de su transformación. Algo único.
Tras unos primeros capítulos en los que se presenta al personaje, seremos testigos de una historia de redención y llena de valores humanos, que gira en torno a una insólita amistad. Poco a poco, el comportamiento frío, cínico e insociable de Erico irá cambiando tras conocer a una solitaria y misteriosa niña de 8 años de edad de la que dependen las escasas opciones de supervivencia de la humanidad. A lo largo de su épica aventura, Erico conectará de nuevo con su lado más humano, recobrando recuerdos y sentimientos que no experimentaba desde los tiempos en que la sangre caliente aún corría por sus venas.
«Diario de un zombi», ambientada en gran parte en una Barcelona post-apocalíptica, ofrece al lector una agradable lectura que le arrancará sonrisas y lágrimas. Un soplo de aire fresco que reinventa un género en el que parecía todo hecho.
Y es que este libro no es la típica historia del superviviente de la pandemia que se enfrenta a los zombis para llegar a un lugar seguro. Es la historia de un zombi un tanto especial, un zombi que está muerto, sí, podrido y con rigor mortis (<<maldito rigor mortis>>, como diría nuestro protagonista), pero que mantiene vivo esa parte del cerebro que nos hace humanos, lo que lo coloca en tierra de nadie, ni es zombi ni es humano. Y, encima, para rematarlo todo, tiene que poner a salvo a una niña de 9 años atravesando media Cataluña hasta llegar a un punto en Francia donde se supone estará a salvo.
La historia es contada desde el punto de vista de Erico, nuestro zombi particular, y detallará sus pensamientos más íntimos sobre el mundo zombi y sobre sus sentimientos encontrados ante el hecho de tener que hacer de "guía turístico" de una niña un tanto especial.
El libro es de fácil lectura, ameno y ágil, sin dejar de lado un montón de "lecciones aprendidas" por nuestro zombi que nos podríamos aplicar.
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