El sadismo de Seikichi, el turbio placer que sentía provocando el sacrificio de sus clientes, no restaba un ápice a su fama, pero él perseguía la perfección y una obra maestra exigía un lienzo perfecto. Año tras año buscó infructuosamente a la mujer ideal, hasta que al contemplar los pies desnudos de una desconocida comprendió que había logrado su objetivo.
Relato de apenas 72 páginas, pero con una intensidad escalofriante. Un reflejo del amor obsesivo, pero sobre todo de la obsesión por la perfección en un estilo plenamente japonés.
No lo conocía y me ha llamado mucho la atención. Voy a buscarlo en la biblioteca a ver si lo encuentro y cotilleo un poco.
ResponderEliminarBesos!