sábado, 29 de octubre de 2016

"La ciudad de los ojos grises" de Felix G. Modroño

Tras varios años viviendo en París, Alfredo Gastiasoro regresa a Bilbao cuando se entera de que Izarbe ha muerto. Su retorno pretende ser el último homenaje a la mujer que amó, pero pronto se convertirá en una pesquisa sobre las inquietantes circunstancias que rodearon su muerte. Alfredo tendrá que enfrentarse a su propio pasado, reviviendo una historia de amor que coincide con la época en que Bilbao pasa de ser una población casi rural a convertirse en una de las ciudades más prósperas del Viejo Continente. Magníficamente ambientada en los primeros años del siglo XX, y a medio camino entre novela negra, el género histórico, el relato sentimental y hasta el de viajes, La ciudad de los ojos grises es, sobre todo, una bella historia de suspense y nostalgia, de amor por una mujer y una ciudad.


Aunque parezca por la sinopsis que el libro se centra en la historia de amor de Alfredo, el protagonista, con la difunta Izarbe, y la investigación sobre las causas de la muerte, nada está más lejos de la realidad.

El libro es una loa a la historia de la ciudad de Bilbao, explicando la historia de esta ciudad en una época de cambios, al entrar en la era industrial. Explica como el auge de la industria metalúrgica y minera exacerbó las diferencias entre los distintos sectores de la sociedad: los capitalistas y los obreros, los ricos y los pobres, la gente oriunda de Bilbao y los inmigrantes provenientes de toda España y del extranjero. En resumen, el protagonista absoluto del libro es el mismo Bilbao, la entonces conocida como "tacita de plata" (aquí me quedé boquiabierta y tuve que comprobarlo), el bocho.

Y si se trata de contar la historia de una ciudad, también deben aparecer sus personajes ilustres, aunque sea en pequeños cameos o tan sólo en citas. Personajes tan dispares como Miguel de Unamuno, Indalecio Prieto, Sabino Arana, Pichichi, o las pescaderas. Y aquí es por fin donde he comprendido de donde viene la canción "Desde Santurce a Bilbao, vengo por toda la orilla, con la falda remangada, luciendo la pantorrilla,..." (la música la ponéis vosotros).

1 comentario:

  1. Lo iba a leer en un reto pero ahí se quedó, y tratándose de mi ciudad a ver si le encuentro un huequecillo.
    Por cierto tampoco sabía yo lo de Tacita de plata.

    Besete!

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