Autor: Lisa Ridzén
Serie: -
Género: Narrativa
Editorial: RBA Libros
Páginas: 352
La lucha de un hombre anciano por hacer las paces con su vida.
A Bo se le acaba el tiempo y, a la vez, tiempo es una de las pocas cosas de las que dispone. El cuerpo le falla, su mujer tuvo que ingresar en un centro para personas con demencia y su tranquila existencia solo se ve alterada cuando le visitan sus cuidadoras. Afortunadamente, todavía disfruta de la compañía de su amado perro Sixten.
Cuando su hijo insiste en que el perro debe mudarse, la amenaza de perderlo despierta en el viejo Bo un torbellino de emociones que le hará recordar su vida, replantearse la relación con su hijo y la forma en que expresa su amor.
Con su primera novela, Lisa Ridzén logra un texto sencillo, cálido y sentimental sobre la vejez y las diversas formas en que nos comunicamos con la gente a la que queremos.
Valoración: ⭐⭐⭐⭐⭐
Bo es un anciano que vive solo en su casa tras ingresar a su esposa en una residencia especializada en casos de demencia. Solo tiene la inestimable compañía de su perro, Sixten, y las periódicas visitas de su hijo Hans y de las cuidadoras del servicio de atención domiciliaria. La rutina de Bo se rompe cuando su hijo decide que no puede seguir teniendo el perro.
Este es un libro que va de menos a más. No te esperas mucho, por lo menos yo no me esperaba gran cosa cuando salió en el club de lectura. Y ha resultado una muy agradable sorpresa.
Es una historia intimista, sin grandes diálogos ni escenas impactantes. Es un libro de emociones, sobre emociones, y para emocionar. Un libro con dos temas o lecturas.
Por un lado, trata de las relaciones padre-hijo, ofreciendo un paralelismo entre la relación de Bo con su hijo con la que tuvo con su padre. Una relación que se basa en los problemas de comunicación; y el deseo de Bo de aclarar todo con su hijo, que su relación paternofilial sea mejor que la que tuvo con su viejo (como él le llama). Bo es un hombre hosco, al que le cuesta expresar sus emociones, que siente como la ira le impide explicarse o intentar aplacar la situación.
Por otro lado, trata de la soledad e indefensión de los ancianos, debido a las enfermedades o a la debilidad propia de la avanzada edad. La impotencia del protagonista que se ve forzado a admitir que ya no manda en su propia vida, sino que todo parece dirigirlo las cuidadoras o su hijo. Y qué difícil es aceptar que ya no podemos hacer la vida a la que estábamos acostumbrados.
Una lectura emotiva, que sin tener un ritmo intenso te atrapa entre sus páginas y consigue que sueltes alguna que otra lagrimita.
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