domingo, 10 de noviembre de 2019

"Reencuentro" y "Un alma valerosa" de Fred Uhlman

Título: “Reencuentro”
Título 2: “Un alma valerosa”
Autor: Fred Uhlman
Serie: -
Género: Narrativa
Páginas: 201 páginas
Puntuación: ⭐⭐⭐⭐⭐
Portada:
 

Sinopsis:

Dos jóvenes de dieciséis años son compañeros de clase en la misma selecta escuela de enseñanza media. Hans es judío y Konradin, un rico aristócrata miembro de una de las más antiguas familias de Europa. Entre los dos surge una intensa amistad y se vuelven inseparables. Un año después, todo habrá terminado entre ellos. Estamos en la Alemania de 1933, y, tras el ascenso de Hitler al poder, Konradin entra a formar parte de la fuerzas armadas nazis mientras Hans parte hacia el exilio. Tan solo muchos años después, instalado ya en Estados Unidos, donde intenta olvidar el siniestro episodio que los separó amargamente, y en principio para siempre, «reencuentra» Hans, en cierto modo, al amigo perdido.

Esta pequeña obra maestra resurge hoy con la misma capacidad de conmover que cuando se publicó por primera vez en 1960. Su repentino e inesperado enorme éxito le ha merecido ser finalmente traducido y leído en el mundo entero.

Mi opinión:

Relatos, contados en primera persona, en forma de recuerdos de infancia/primera adolescencia. “Reencuentro” cuenta la historia de esta amistad truncada desde el punto de vista de Hans, mientras que “Un alma valerosa” lo cuenta desde el punto de vista de Konradin.

Hans, un jovencito judío, conoce en el colegio a Konradin, un joven conde de porte regio y ascendencia intachable. Pronto se hacen inseparables, hasta que la vida real les separa irremediablemente, en forma de prejuicios, ajenos y propios; el miedo al que dirán, al ostracismo o simplemente el dejarse llevar por la corriente o esperar del otro simplemente la perfección.

Y es que si en Reencuentro te choca la actitud de Konradin, en Un alma valerosa lo entiendes más y te das cuenta que al final uno por la sociedad y el otro por sus propias convicciones, ambos amigos rompen su amistad por prejuicios: Konradin, por la corriente anti-semita por la que se deja llevar, y Hans, por querer la perfección cuando esta es imposible. 

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