154 páginas
Nota: 2,5/5
He leído este libro para cumplir un reto, que requería leer un libro escrito por un autor cuyo primer apellido empezara por ñ.
Se trata de un conjunto de pensamientos y contemplaciones de un poeta venezolano, un cruce entre poesía y filosofía.
Aunque en general no me ha hecho mucha gracia, reconozco que algunas frases y pensamientos me han llamado la atención lo suficiente como para detenerme en ellos. Copio aquí algunos de ellos:
Quienes se retiran del mundo en realidad huyen de la soledad.
No ocultaba nada salvo su voluntad de no ocultar nada. Y así se mantuvo fiel a todos, en la transparencia del escondite.
Llegar a comprender que desde el primer día sólo nos quedan días. ¿Para vivir? ¿Para morir? ¿Para comprender?
Quien se define lector asume una condena. Ya no podrá librarse al más importante de los destinos: pensar por sí mismo las paradojas que se le han revelado a la medida de su alma.
Los medios de comunicación pueden satanizar al mejor de los hombres —la historia nos reserva centenares de pruebas— pero no han podido ni podrán jamás fabricar líderes. -------------* ¡Pueden fabricar monstruos o víctimas, pero jamás un hombre!
Procura que tu verdad esté a la altura de tus penas. Y que tu lucidez ritme en tus desengaños, siempre. Que amar sea tu única desmesura. Escribe de madrugada, hijo mío, de madrugada o no escribas nunca.
Un buen poema requiere dos cosas: un gran escritor y un gran lector. Depende de ese raro encuentro.
Es un error decir que un poema es triste. Los poemas dicen lo triste, dejan hablar a la tristeza. Generalmente son expresión de un combate.
El poema no quiere ser explicado. Por eso cambia de significado con la lectura y con el lector. Lo que anhela el poema es ser pensamiento. Por eso asedia la idea ajena, estremece la verdad, propicia un combate en el otro.
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