Libro protagonizado por el policía retirado, Hércules Poirot, ya en sus años de jubilación, al que el forzoso retiro le trae por la calle de la amargura. Y he ahí que una antigua conocida, la escritora Ariadna Oliver, le viene con un caso que ni hecho a medida: una niña ha aparecido muerta, no hay testigos, no hay pruebas, y la única sospecha es algo que ha dicho la niña, una mentirosa consumada.
Este libro es de los que más me ha gustado de los leídos de esta autora. No sé si por el momento, o por la madurez del personaje, o porque los hechos están un poquito más cercanos en el tiempo y el choque cultural no lo es ya tanto.
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