La vida bajo el régimen del apartheid ha creado un futuro cómodo para Robin Conrad, una niña blanca de nueve años que vive con sus padres en Johannesburgo. En el mismo país, pero a mundos de distancia, Beauty Mbali, una mujer de etnia xhosa que vive en una aldea rural de una reserva bantú del Transkei, lucha por sacar adelante a sus hijos tras la muerte de su esposo. Ambas vidas se han construido sobre la división entre razas, y no estaban destinadas a cruzarse… Hasta que estalla la revuelta de Soweto y una protesta de estudiantes negros prende la mecha del conflicto racial, alterando los cimientos sobre los que se erige una sociedad segregada. Este hecho sacude sus mundos, provocando la muerte de los padres de Robin y la desaparición de la hija de Beauty. Relatada alternando las voces de Robin y Beauty, las narraciones entretejidas forman un tapiz rico y complejo de las emociones y tensiones en el corazón de la Sudáfrica del apartheid.
256 páginas
Nota: 5/5
Un libro simplemente maravilloso, emotivo, que nos transporta a un mundo en blanco y negro. Un mundo, Sudáfrica en los años 70, donde los blancos mandan y los negros son poco más que esclavos; donde por ser negro ya eres un criminal, y donde incluso entre los blancos hay clases (no es lo mismo un inglés que un afrikáner).
El libro está narrado a dos voces: la de Robin, una niña blanca de 9 años criada en una familia burguesa de ascendencia inglesa, y la de Beauty, una mujer negra de 49 años viuda y madre de tres hijos.
Corre el año 1976 y en el guetto o barrio negro de Soweto, en Johanesburgo, una protesta estudiantil se convierte en una batalla campal entre negros y blancos, estudiantes y policías. Y este hecho que en principio parece ajeno a una niña de 9 años que vive en las afueras y una mujer negra que vive en el campo, es el que cruza sus caminos de una forma que cambia sus vidas.
Es una lectura ágil, pero profunda; amena, pero con corazón; emotiva, sin ser un culebrón. Muestra parte de la realidad del apartheid sin centrarse en el horror, sino en la esperanza.