El día en que sus hijos, unos mellizos superdotados, se marchan a la universidad, Eva cruza la puerta de su casa y se mete en la cama en pleno día. No está enferma. No está cansada.
Y, desde luego, no tiene una aventura. Simplemente, ha llegado el momento de decir basta.
El libro no es sólo que Eva, la protagonista, decida meterse en la cama. Esto sólo es un síntoma de lo que realmente sucede en esa familia más que desestructurada. Y es que ninguno de los personajes se salva. Tenemos de todo y con todos. No puedo dar detalles porque os destriparía la verdadera razón de la decisión de Eva.
Libro surrealista donde los haya, no me ha gustado especialmente, pero tampoco me deja indiferente. Sólo al final del libro acabas comprendiendo en parte lo que la autora pretendía, pero con un estilo tan peculiar que no lo acabo de aceptar. Es un estilo, parecido al de "Maldito karma", que no me gusta.
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