En la pequeña y aparentemente idílica localidad de Grantchester, cerca de Cambridge, Sidney Chambers, un vicario poco convencional, no se ocupa solo de las almas de sus parroquianos, sino también de sus secretos. Joven, atractivo, amante del jazz y exsoldado atormentado por los recuerdos de la guerra, tiene una innata pasión por la investigación. Cuando una serie de inquietantes casos trastornan la paz de Grantchester, Sidney decide ayudar al inspector Keating a resolverlos, logrando penetrar en los corazones y misterios, allí donde la policía no puede llegar. En este primer libro de la serie "Los misterios de Grantchester," James Runcie sumerge al lector en una seductora atmósfera de los años cincuenta, con casos apasionantes y giros inesperados en una trama de ritmo absorbente.
Libro clásico de entretenimiento, que agrupa cuatro casos de investigación protagonizada por el canónigo Chambers, un joven sacerdote anglicano, párroco de un pequeño pueblo inglés que se ve envuelto sin comerlo ni beberlo en las investigaciones.
Como decía el libro es entretenido, pero no da más de sí. Para pasar el rato, sin pensar en nada más pero sin romperte la cabeza con la trama. No sé, me esperaba algo más. Pero es que no me identifico para nada con el protagonista; me deja fría.
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