Cansado de vivir en un mundo en el que no encuentra su lugar, y triste por la pérdida de sus seres queridos más cercanos, el riquísimo Andrew Blake decide dar un giro radical a su vida y desaparecer. Así, el día que le van a otorgar el Premio a la Excelencia Industrial, como mérito a toda una carrera como empresario, deja su Londres natal y se marcha al campo en Francia… ¡a trabajar como mayordomo! Cuando llega a Beauvillier se da cuenta enseguida de que la mansión ha perdido el alma que tuvo antaño…
Entre sus habitantes están Nathalie, su patrona viuda y de horarios y exigencias extrañas, Odile, una cocinera refunfuñona, Manon, una joven que no sabe lo que quiere y Philippe, el jardinero y manitas que vive en la casita del jardín y se pelea con todos… La relación entre todos es un caos, y está llena de malentendidos y situaciones absurdas, así que Andrew no tiene otra opción que intentar poner orden en esta caótica casa…ah, ¡y hacerse amigo de Mefisto, el gato de Odile!
Libro de lectura ágil, amena, que cuando te quieres dar cuenta ya lo estás terminando. Con humor casi en cada línea, hay momentos que te ríes a carcajadas, otros que sonríes, y otros en que alucinas con lo surrealista de alguna situación. Un cúmulo de circunstancias en las que se encuentra un empresario inglés que huyendo de sus problemas personales va a parar a una mansión francesa donde nada es lo que parece, ni siquiera el gato.
Os lo recomiendo.
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