Premio Pulitzer 2015
Marie-Laure vive con su padre en París, cerca del Museo de Historia Natural, donde él trabaja como responsable de sus mil cerraduras. Cuando, siendo muy niña, Marie-Laure se queda ciega, su padre le construye una perfecta miniatura de su barrio para que pueda memorizarla gracias al tacto y encontrar el camino a casa. A sus doce años, los nazis ocupan París y padre e hija tienen que huir a la ciudad amurallada de Saint-Malo. Con ellos se llevan la que podría ser la más preciada y peligrosa joya del museo.
En una ciudad minera de Alemania, el joven huérfano Werner crece junto a su hermana pequeña, cautivado por una rudimentaria radio que ambos encuentran. Werner se convierte en un experto en construir y reparar estos aparatos cruciales para los nuevos tiempos, un talento que no pasa desapercibido a las Juventudes Hitlerianas.
Siguiendo al ejército alemán, Werner deberá atravesar el corazón en guerra de Europa. Hasta que en la última noche antes de la liberación de Saint-Malo los caminos de Werner y Marie-Laure por fin se cruzan.
Y sus vidas cambian para siempre...
Un gran libro, una preciosa historia, que narra una época conflictiva desde dos puntos de vista contrapuestos pero que sin saberlo tienen un nexo común.
Por un lado, una niña ciega (Marie-Laure) aprende a recorrer las calles de París, primero, y de Saint-Malo, después, ayudada por una maqueta que le hace su padre. Y que junto a su tío Etienne, veterano de la I Guerra Mundial, ponen su granito de arena en la lucha contra el opresor nazi, mediante emisiones clandestinas de radio.
Por otro lado, un huérfano alemán (Werner), ansioso por sentirse parte de algo, obsesionado con la ciencia y sobre todo la radio, es educado en una Napola, academias auspiciadas por el régimen nazi, que aliena las mentes de los jóvenes estudiantes, convirtiéndolos en autómatas, seres obedientes y sin escrúpulos, verdaderos fanáticos nazis que sólo ven lo que quieren que vean, que a una orden atacan sin vacilar no importa a quien. Y Werner, a pesar de sus dudas y miedos, se convierte en un producto de esta fábrica de niños-soldado, especializado en la detección de emisiones de radio clandestinas.
Y es a través de la radio, que los dos mundos confluyen, se llegan a tocar, en un momento mágico.
Aunque la historia pueda parecer conocida, es en el detalle, en como el autor describe cómo los dos protagonistas ven el mundo, uno a través de las ondas de radio, la otra mediante el oído, el tacto, los olores. Una fiesta de los sentidos.
Un detalle, para mi gusto, el "misterio" de la piedra sobraba. No era necesario para la historia.
Yo le tenía un poquito de miedo al venir avalado por el premio Pulitzer, pero decidí leerlo y no me arrepiento. Una historia trágica pero contada de una manera dulce. Me encantó
ResponderEliminarBesitos